Envenenando al país

 
La máquina de desinformar estaba en marcha a todo vapor, y la prensa "voceaba" los datos manipulados del gobierno sin que se produjera una sola investigación. Era finales de 2.009 y esta maquinaria infernal continuaría todo 2.010, boicoteando una posible solución negociada, y dando alas a la política de cloaca del gobierno. La Verdad que sustentaba todo el castillo, nuestros elevados ingresos en los años anteriores, con algunos casos que nos hicieron enrojecer a los propios compañeros, sirvió para bloquear cualquier intento de justificación ante un país destrozado por la crisis.

Pepe Blanco había hecho sus deberes bebiendo de Goebels, y tenía preparado un arsenal de medias verdades, las mejores mentiras para la Propaganda, dispuestas para ir siendo dosificadas al pueblo soberano conforme lo requirieran las circustancias. Letanías emotivas demonizantes, que daban al traste con cualquier intento de justificación o argumentación por parte de USCA.

En este sentido se cometió uno de los mayores errores por nuestra parte. El sindicato, aconsejado por una fuerte empresa de publicidad, se empecinó desde el principio en mantener una campaña de "Perfil Bajo". Esto implicaba no entrar a la lucha en los medios, dando esa batalla por perdida, y dejar a los voceros de AENA/gobierno seguir su fascinante trabajo. USCA se limitaba a lacónicos comunicados que dejaban fría a la prensa, cada vez más amarilla, olvidada de lo que es investigar.

Con la que nos estaba cayendo, la gran mayoría de la plantilla no podía soportar nuestro silencio, y probablemente ese fue uno de los factores que disparó el sentimiento generalizado de frustración, que más tarde se sumaría al estrés de un verano loco, con trabajo a paladas y sadismo empresarial, para ir convirtiéndose en una peligrosa rabia antisistema.


Perdimos definitivamente la fe en el sistema y en la prensa, lo que nos volvió unos extraños "outsiders" con poder y dinero.

Un compañero de control se dedicó a recopilar información para no dejar un resquicio a tanta basura que se nos estaba viniendo encima. Construyó un informe muy bien documentado, como Carta abierta al ministro de Fomento. Su lectura fue para la mayoría de nosotros un instante de luz entre tanta oscuridad vivida. Sin embargo, no sirvió para que ni uno solo de los periodistas de este pais, decidiera investigar un asunto que parecía rezumar corruptelas y barbaridades gubernamentales dignas de un Watergate. Y por supuesto no sirvió para que siquiera la leyera su destinatario, José Blanco.

Gracias, Antonio.